Otro minuto contigo by Noa Alférez

Otro minuto contigo by Noa Alférez

autor:Noa Alférez [Alférez, Noa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-08-03T00:00:00+00:00


26

—¿Un acuerdo? ¿Qué tipo de acuerdo? —⁠preguntó Vivian cogiendo una de las galletas del plato situado entre ella y Clarice.

Su amiga suspiró y se perdió unos instantes en el líquido oscuro de su taza y en las pequeñas hondas que se formaban al removerlo con la cucharilla.

—Uno que nos beneficia a ambos. Yo he evitado casarme con el desagradable lord Mitchell y él se abre las puertas necesarias para resolver sus asuntos. Un matrimonio de conveniencia en el más estricto sentido de la palabra.

Le hubiese encantado poder desahogarse con Vivian y deshacer el nudo que le apretaba el estómago, pero era demasiado doloroso reconocer que, a su pesar, estaba empezando a dudar de su propia familia. Esa mañana apenas había podido estar junto a la cama de su abuela más que unos pocos minutos y ni siquiera la había mirado a la cara, y eso que parecía haber experimentado una ligera mejoría. Seguía sin poder moverse ni comunicarse, pero sus ojos habían recuperado algo de vida.

—Entonces ¿eso implica que no hay ningún tipo de acercamiento entre vosotros? —⁠indagó bajando la voz. A pesar de que resultaba imposible que la anciana señora Hamilton las sorprendiese charlando sobre cosas inapropiadas hablar en susurros se había convertido en una costumbre en aquella casa que parecía tan llena de secretos.

—¡Vivian! —se quejó Clarice, azorada.

Cada vez le resultaba más difícil dejar de imaginar cómo sería sentir sus manos sobre ella, lo último que necesitaba era que la curiosidad de Vivian alentara la suya propia.

—Conmigo no es necesario que te hagas la remilgada. Si es tan apuesto como dicen, es una verdadera lástima —⁠bromeó guiñándole un ojo.

—Esta situación ya es lo bastante enrevesada para complicarlo todo con «acercamientos».

—Tienes razón. Pero ¿te ha dado al menos un besito?

Clarice amenazó con lanzarle un cojín, uno horrible, por cierto, y Vivian se echó a reír.

—Aunque lo haya habido, eso no cambia nada.

—¡Así que lo has besado! —Vivian disfrutó de la mortificación de su amiga y soltó una carcajada.

—Y no se volverá a repetir. Solo quiero que esto termine cuanto antes para volver a la normalidad.

—¿Qué normalidad, Clarice? Permanecer al lado de tu abuela, o bajo los designios de tu tío, intentando robar unas horas para acudir a la escuela y pasando el resto del tiempo en esta casa tan… tan… siniestra. —⁠Vivian se arrepintió inmediatamente del retrato tan patético que había hecho de su vida pero ella no parecía enfadada, si no triste⁠—. Perdóname, cielo. Solo quiero que seas feliz y creo que, si sigues aquí, a la sombra de tu familia, te perderás muchas cosas.

—Lo sé. Lo sé. Cuando Thorne se marche todo será diferente. —⁠O al menos eso esperaba. De repente se había dado cuenta de cuánto necesitaba que fuera así, de la falta que le hacía una esperanza a la que aferrarse aunque eso supusiera fingir un matrimonio y su posterior viudedad. La siempre correcta Clarice ansiaba el momento de empezar de cero y no le importaba si para eso tenía que usar como cimiento la mentira.



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